viernes, 22 de enero de 2010

¿Quieres un cuento?

"Nunca ha abandonado su feisima costumbre de escuchar las conversaciones sin ser visto, asi que aquello que oisteis mientras duraba esta historia no fue el sonido de las paginas del libro, si no el propio Peter Pan que lo estaba escuchando todo. Si le contais un cuento, a cambio tal vez os enseñe su posesion mas valiosa: el mapa del pais de Nunca Jamas. A cambio de una sonrisa, tal vez os enseñe, incluso, el pais de Nunca Jamas"

¿Quieres oir un cuento, Peter?
Te voy a contar un cuento, pues, de tu personaje de ficción favorito; es un niño al que todos llaman el Niño Maravilloso. Es el hijo único de Nunca Jamás, y justo allí es donde vive, en el interior de un árbol.
Ese niño se llama Peter Pan, y le encanta escuchar cuentos robados a través de las ventanas de las habitaciones que estan abiertas; cuando las madres les cuentan los cuentos a sus hijos, siempre esta él allí, escuchándolos. Los que más le gustan son los que tratan sobre él, al igual que este.
Una noche, Peter Pan decidió que había llegado la hora de buscar un compañero de juegos. Estuvo buscando por todo el mundo, volando de habitación en habitación. Buscaba a alguien que le hiciera reir, y que siempre tuviera ganas de jugar. Buscó en Inglaterra, en España, en Alemania, en Argentina, en Estados Unidos... pero nada.
Cansado, volvió a los jardines de Kensington, y se puso a mirar como las niñeras paseaban a los niños, y a tratar de adivinar cuantos de ellos acabarían haciéndole compañía.
De repente, un bebé de entre aquellos llamó su atención: tenía unos hermosos ojos verdes que le encantaron, y fue a verlos de más cerca. Se oculto en un árbol, y miro al bebé. El bebé, cuando lo vio, comenzó a reir.
Peter rió también, porque le hizo cara la gracia que puso el bebé. Justo en ese momento, algo que el bebé había lanzado cayó en su hombro.
-¿Qué es esto?- dijo el muchacho maravilloso.
-Quien, diras. No hace falta ser tan desagradable, niño.
Peter miró. En su hombro había una pequeña hada rubia de anchas caderas y cara dulce.
-¿Quién eres, pues?
-¿Yo? Soy Campanilla, y nunca digo mentiras- y así, la pequeña hada, dijo la primera de sus muchas mentiras.
-¿Quieres ser mi amiga? Yo soy Peter Pan, el niño maravilloso. Puedes venir conmigo a Nunca Jamás- dijo Peter, sonriendo.
-Bueno, si tanto lo deseas...

Y así comenzó su amistad, una amistad que duró años y años...
¿Te ha gustado, Peter? Vuelve mañana a mi pequeña ventana. Tendrás todos los cuentos que quieras, pequeño Niño Maravilloso. Y también tendrás siempre un huequito en mi corazón.